17 de junio de 2013

Un sinsabor de la cotidianidad paceña

Brrrr, que frío! La plaza del Obelisco, ubicada en la avenida Santa Cruz de La Paz, es testigo de la pesadumbre que padecía Amalia (nombre convencional) en la procura de encontrar el transporte interciudad La Paz – El Alto.  
Amalia  estaba parada muy estática en un costado de la calzada. Ella se acurrucaba mucho más en su manta rosada. Siendo muy joven aun, llevaba entre sus brazos un bebito de apenas meses, envuelto en un delgado aguayo.
Ella me miró con desconfianza, porque yo también estaba esperando el minibús cerca de ella. Baya, parecía que la espera y el frío se habían aliado para hacernos fruncir el cuello con el cuerpo. Eran las 22:47 p.m. 
De pronto, se apareció un minibús, que seguramente había sorteado diferentes calles para llegar a ese punto con el objetivo de recoger a sus pasajeros. El voceador abrió tímidamente su ventanita y dijo:
-       Ceja, Ceja, Ceja… a 4 bolivianos!
Amalia me miró como si me invitara a que protestáramos juntos por semejante asalto a nuestra magra economía. Escuché que murmuró entre sus labios  muy tímidamente:
-       Estos abusivos, se pasan, como van a querer cobrarnos tanto.
El conductor de aquel móvil, al percatarse que ni Amalia ni mi persona subíamos al minibús, recorrió unos metros y siguió ofertando su servicio.   
Pasaron unos 15 minutos de espera. Ya éramos unas 20 personas esperando al dichoso minibús que nos pueda llevara a nuestro destino. Después, apareció un carry y el conductor anunció desde su pequeña ventanilla: 
-       Ceja 3 bolivianos!, Ceja 3 bolivianos!
Seguramente el frío, la inseguridad y la premura de llegar a casa para descansar nos obligaron a que todos nos abalancemos a la pequeña puerta. El conductor estaba feliz, en río revuelto ganancia de pescadores.
Lo cierto es que esta historia se repite todos los días, centenares de mujeres como Amalia vienen de El Alto a La Paz a trabar en el comercio u otra actividad  informal y tiene que destinar un presupuesto 15 bolivianos por día, sólo para el transporte.
Mientras la ilegalidad, el desorden, la indolencia de los conductores impera aún en nuestro medio, el Gobernador Cesar Cocarico duerme en sus laureles en este tema, porque es atribución de su administración fijar las tarifas intermunicipales.
Recordemos que las alcaldías de La Paz (11 de marzo) y El Alto (11 de abril) ya definieron sus escalas tarifarias. El turno ahora es de la Gobernación, ¿Cuándo será? ¿Por qué tardará tanto?
Los conductores, de manera arbitraria y unilateral, establecieron de facto una tarifa de 2,50 y hasta 3 bolivianos desde la Ceja hasta la Pérez Velazco, viceversa. Actualmente, la gente de El Alto asimila pasivamente el “abuso” de los choferes, pero no hay que olvidar que la acumulación de las injusticias sociales terminó siempre en grandes revoluciones. Llegará un momento en que la gente para aplastar el abuso.        

 

3 de agosto de 2011


UNA CARCEL CON REJAS DE ALAMBRE

Pasé mis primeras 4 horas en Aiquile, un hermoso paisaje abrazado por cordilleras que le brindan un clima benigno. Una pequeña ciudad que emergió de los escombros después del terremoto de 1998; hoy hay viviendas a imagen y semejanza de modelos europeos, gracias a esos migrantes que volvieron a su tierra natal.  
Después de degustar un rico  plato tradicional, el Uchucu,  mi estomago me invitó a caminar para poder digerir aquel manjar cargado de variedad de carnes. De repente  saltó a mi vista un galpón construido   con calaminas de   fibrocemento, aquel espacio era  cercado con alambre de púas aseguradas en   troncos chuecos, y una puerta improvisada fabricada con la plancha que en algún momento fue un barril. En una de esas paredes, a través de una vieja cartulina rota y letras casi borrosas se anunciaba, “cárcel de San Sebastian”. Si, era el principal recinto penitenciario de Aiquile.
Empujado por la curiosidad me acerque a la puerta y golpee. De pronto de uno de los galpones emergió un hombre de mediana estatura, de mirada penetrante, de tez colorada y cuerpo robusto, extrañado me dijo.
-          ¿Quien? Después de acercarse lentamente estrechamos las manos a través de los alambres.
-          Soy periodista de La Paz. Respondí e inmediatamente le pregunte
-          ¿Esto es la cárcel?
-          Si. Esa rotunda respuesta me alarmó más, cuando quise saber si estaba conversando con un reo.
 Me dijo que era el Alcaide, Mariscal Camacho, entonces me pregunte a mí mismo, ¿Qué hacia este tipo   detrás de las rejas,  perdón, detrás de los alambres?
Bueno. La cosa es así. Un 22 de mayo de 1998,  este   pintoresco pueblo del sur del departamento de Cochabamba, fue atormentado por la desgracia de ser el epicentro de un terremoto de 6,8 grados Richter,  fue el movimiento telúrico más destructivo en la historia de Bolivia,   las viviendas quedaron en escombros. Al igual que la cárcel de san Sebastian.
Han pasado  13 años y aquel recinto penitenciario quedó casi tal cual, destruido, en el olvido y los reos se habían dado a la fuga ante semejante situación.
Cuando le pregunte al alcaide.
      - ¿Quién   intentó reconstruirlo con las calaminas?
El me respondió muy molesto y orgulloso a vez.
- Yo he construido, he comprado    alambres y calaminas con mi propia plata. Los   reos entraban y salían como Pedro por su casa.  
Aquel hombre  se había convertido en un benefactor  del Estado, porque es responsabilidad del estado atender estos centros públicos, ante semejante abandono. Y eso no era todo, continúo contándome.
-  Con mi sueldo he pagado durante 14 años el consumo de  luz (energía eléctrica) 25 bolivianos pormes, esa plata nunca me lo han devuelto. Dijo con voz fuerte.
 Los ojos se le humedecieron y brillaron ante la impotencia de no tener eco sus reclamos en los oídos del Ministerio de Gobierno. Además de ser el alcaide era también el guardia de los reos,  él tiene desayunar, almorzar  y  dormir con los internos.
-  Los domingos yo les escolto al mercado a comprar víveres y volvemos.
Con esas palabras entrecortadas me seguía contando esa realidad deprimente, angustiante, alarmante y vergonzosa.
Para este hombre fueron 13 años de vivir en la cárcel, al igual que un interno; 13 años de ser victima de actitudes burlonas de   reos y transeúntes;  más de una década que tiene que encadenar a los reos a los fierros de los  catres, para que pueda viajar a Cochabamba a recoger su sueldo.
Al escuchar las palabras entonadas de enojo, del fondo del galpón emergió la figura delgada    de un hombre, con las mangas de la camisa remangadas y monos mojadas, con mirada cortante y celosa se aproximó sigilosamente  por el pequeño patio. Al percatarse de aquello el alcaide me dijo:
- Él es Basilio, está condenado a  30 de cárcel por homicidio, ya cumplió 21. El tranquilo puede recuperar su libertad por buena conducta, no puede porque en Aiquile no hay juez de partido, el que había se jubiló hace mucho tiempo.
 Al percatarme que era una persona tranquila que había estado en la cárcel, casi por  conciencia, debido a que si querría huir ya lo habría  hecho antes, intente entrar en conversación con él. Le pregunte.
- ¿Aquí te sientes que estas en la cárcel o en tu casa? 
Al escucharme, balbuceo algunas palabras en quechua que no entendí nada y se marcho lentamente a uno de los galpones para seguir lavando ropa.
Hace un par de meses estuvo por estos rumbos la Directora de Régimen Penitenciario Sissy Gutiérrez,  quien  comprometió una más de las tantas promesas para construir un ambiente penitenciario adecuado para aquella región. 
Al intentar abandonar aquel lugar, se me aproximaron espontáneamente vecinos de la cuadra. El caso de  Lamber Vega Terán, un octogenario que vive a unos pasos de la cárcel y con voz enérgica y temblorosa me dijo:

- Tengo miedo porque  aquí no hay seguridad, cualquier reo puede escaparse a través del alambrado,  ¿dónde esta la policía? Preguntó.
Esas palabras   me invitaron a visitar a  la policía local para transmitirles la preocupación vecinal. Caminé por las calles solitarias,  bajo el sol que acariciaba la piel de mi rostro. En un pequeño ambiente trabajaban cinco efectivos, cada uno en su escritorio. Luego fui atendido por el Sargento Carmelo Vilcata, clase encargado segundo grupo.
Aquel uniformado de pocas palabras me dijo que no tienen orden de sus superiores para prestar seguridad a la cárcel de San Sebastian; asimismo que solo contaban con aproximadamente 14 uniformados  distribuidos en dos turnos para atender a un municipio con una población que alcanza los 26.281 habitantes de acuerdo al último censo.

17 de julio de 2010

Guaqui muestra al mundo todo su potencial productivo, turístico y cultural.

La riquezas son: el tren turístico, la iglesia colonial, el proyecto de un museo moderno y el buque multipropósito Además los paseos por el lago Titicaca, la oferta de comida típica y danzas autóctonas

11 de mayo de 2010

LA FORTALEZA TURÍSTICA DE GUAQUI



El puerto
La wacana es un ave de pico y patas largas. Suele alimentarse de peces del lago. El graznido que emite es similar a un “wac, wac, wac”. Este pájaro del frío sería el causante del nombre Guaqui.

En la localidad, a 60 kilómetros de la ciudad de La Paz, la paja brava se apodera del horizonte.
Guaqui hace honor a su nombre que en aymara significa “trabajar la tierra de manera compartida”. Así se habría edificado el templo del apóstol Santiago, en el siglo XVI.

En Guaqui nació Andrés de Santa Cruz en 1792, y por esas tierras caminó el ejército libertario del mariscal Sucre en su marcha triunfal a la ciudad de La Paz. Antes, entre 1535 y 1545, los españoles Francisco Pizarro y Diego de Almagro se disputaron el terreno, resultando triunfador el primero.
El profesor de historia René Rodas cuenta que la decisión de convertir en puerto a Guaqui fue sobre todo política. “La influencia fue mucha. Ismael Montes tenía muchas haciendas por esos sitios y José Manuel Pando era primo her- mano del padre Solares de Guaqui”.

Así, el 6 de agosto de 1901, se estrenó la primera locomotora con el nombre general Pando Número Uno. Al concluir la construcción del ferrocarril y la aduana nacional en Guaqui, los trenes y tranvías eléctricos llegaron a la estación de Challapampa de La Paz uniendo de esta manera, mediante los puertos de Mollendo y Matarani, a los pueblos de Perú y Bolivia.

Un año después, el 14 de septiembre, se inauguró finalmente la línea de ferrocarriles entre el puerto y Viacha. El 25 de octubre de 1903 pudo conectarse Guaqui con la ciudad de El Alto. El costo de la construcción del ferrocarril fue de 2.324.872.00 pesos bolivianos de la época. El tren iba desde la orilla del lago hasta la sede de gobierno los lunes y jueves. Todo un acontecimiento que hoy ya no existe.
(http://www.bolivia.com/) fuente del texto

7 de mayo de 2010

Prefectura de La Paz restaurará Museo Ferroviario de Guaqui

La Prefectura de La Paz informó el viernes que aprobó el proyecto de Refacción e Implementación del Museo Ferroviario de Guaqui, población que se encuentra a orillas del binacional lago Titicaca.

    El prefecto Pablo Ramos explicó que el Consejo Departamental aprobó el proyecto y recomendó la firma del contrato con la empresa "Jonica Construcciones" que entregará la obra en 180 días calendario con una inversión de más de 1,5 millones de bolivianos.

    El objetivo principal es implementar un circuito y complejo turístico en la región de Guaqui con el objetivo de "integrar temas relacionados a la cultura, historia de la religión, ecología, biodiversidad y ferrocarril".

    "De esa manera se consolidará un destino turístico en el sitio, para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la región y contribuir a su desarrollo económico", remarcó.

    Según el proyecto, el complejo turístico se implementará en varias etapas, como demoliciones, retiro de escombros, desbroce, deshierbe y limpieza del área donde estará ubicado.

    Ramos agregó que se realizará el replanteo de la obra, la excavación, obras de hormigón armado, obra gruesa, instalación sanitaria, obra fina, jardines y obras en exteriores.

    El complejo turístico tendrá otras obras importantes como un restaurante y cafetería para los visitantes.

    Guaqui es una población de clima frío, situada en el altiplano paceño, con importantes recursos hídricos como el río Guaqui y el lago Titicaca. segun ABI.

25 de marzo de 2010

LAS JOYAS DE GUAQUI

Guaqui, es el primer puerto de Bolivia, testigo de añoranzas, historias y sueños de propios y extraños. Las calles y avenidas emanan una tranquilidad paradisíaca, las huellas de pisadas de personas y de algún ganado se mantienen intactas por meses. Las casas construidas con abobes y ladrillos, con techos de calaminas, son la expresión entre lo tradicional y lo moderno.

El puerto tiene una plaza enorme, envidiable por cualquier metrópoli, tiene unos árboles enormes con mas de cien años, debajo de los mismos yacen bancos de madera antiguas, testigos de conversas, amores, conquistas y quizá riñas; ahí también permanecen aun los vestigios de una destrucción causada por la furia del lago Titicaca hace más de dos décadas, que destruyo casi todo.

En estas tierras se respira a historia, se siente esa brisa fresca que emana el lago, mezclada con lo añejo de las construcciones. En las entrañas de este puerto, permanece erguida una antigua estación ferrocarril que resistió a las hostilidades del tiempo; son construcciones antiguas, de calaminas corroídas por los años, de fachada amarilla descascarada; con una principal puerta de gradas de piedra muy gastadas en su ingreso, lo primero que da la bienvenida es una boletería pequeña, mas adelante unos barrotes de fierro que sirven de puerta, es toda una fortaleza.

En el interior de la estación ferrocarril, casi en la parte superior de la puerta principal, esta ubicada una campana, un poderoso macizo que se hacia escuchar a decenas de kilómetros a la redonda y anunciaba la salida del tren cada lunes y jueves a las 3 de la tarde, la gente viajaba a la ciudad de La Paz sentados en el interior de los vagones, todo ellos sucedía antes de 1993; hoy en día en las paredes de las bodegas las arañas tejieron telas del olvido.

Filomeno Huanca, con esos ojos negros y profundos, de mirada cargada de añoranza, decía “guaqui era lindo, muy lindo,” sus ojos brillaron con lágrimas, al emanar de sus labios esas palabras cargadas de emoción.

Guaqui, es el primer puerto de Bolivia, con una la estación ferrocarril, ahí Don Filomeno gasto gran parte de su vida, al igual que otros 150 trabajadores.

Un 6 de agosto de 1901 se estreno la primera locomotora cuyo nombre era general Pando numero 1, en homenaje al mandatario de aquel entonces José Manual Pando, quien priorizo esta obra.

El 25 de octubre de 1903 se conecto Guaqui con Viacha con un costo 2 millones de pesos de Bs. de esa época. Un dineral en ese tiempo.

JOYAS

Si para algunas personas el oro y la plata son tesoros incomparables, para los guaqueños las joyas que brillan a pesar de los años, son las locomotoras vaporinas de fabricación inglesa. La hualaycha que había sido fabricada en Inglaterra el año 1905; estaba otra locomotora monstruosa llamada Illimani que data de 1930; estaba también el Huayna Potosí, de 1902, nombres de achachillas, con que las bautizaron; estaba también la locomotora 10; y la 704 Santa Fe, que fue traída de Tupiza, todas funcionaban a vapor.


Estas locomotoras hacían temblar el suelo, rajaban las casas de adobe, eran unas monstruosidades que movían los brazos en las llantas para arrastrarse en las rieles, masticaban carbón y respiraban vapor, tenían vida. Hoy duermen en el olvido en un galpón viejo.

“Allá en 1920 a 1930, estas locomotoras tuvieron que trasladarse a las faldas del cerro Pantini, que está detrás del regimiento 4 de caballería, el cuartel, para trasladar enormes bloques de piedra que servirían para la construcción del muelle, el canal del barco”, cuenta Don Filomeno.

Pasaron casi dos décadas de la capitalización de la Empresa Nacional de Ferrocarriles, esa maldita capitalización que casi arruinó el desarrollo Guaqui, porque provocó despidos de trabajadores, cierre de la empresa, los monstruos de acero no se movieron mas. “la economía que sostenía era el transporte de carga ferroviario, hasta antes de 1993 antes de la capitalización existía más de 150 trabajadores entres estibadores, maquinistas, administrativos”, asegura Don Filomeno.

Hoy en día hay un proyecto interesante que esta haciendo resucitar algunas locomotoras para el transporte de pasajeros desde El Alto, Tiahuanacu a Guaqui, pero ya con un fin Turístico. Los otrora galpones de almacenamiento de carga, hoy son museos que tienen piezas e historias de la cultura andina. Guaqui es una parada obligada de compatriotas y extranjeros.

15 de enero de 2009

GUAQUI

Pasaron 20 años, decidí visitar la tierra que me vio nacer. El primer puerto en Bolivia, otrora generadora de recursos económicos con el transporte de carga ferroviaria, Guaqui, que se encuentra a orillas del majestuoso lago Titicaca, en la provincia Ingavi, departamento de La Paz. En el camino, con el imponente poderoso altiplano mis ojos brillaban de maravillados, mis emociones estaban en su máxima irradiación, sentía que volver a mi terruño era incomparable, el hecho de reconocer a mis amigos de infancia, a vecinos, familiares y tantas otras cosas. Al llegar me di cuenta que ese pueblo urbano próspero ya no era lo mismo. Su gente, su economía, no ha podido superar los asedios de la naturaleza, recuerdo que había una inundación en el año 1985 que borró a su gente y las aguas arrastraron sueños, esperanzas, ilusiones, etc Recuerdo también que en la década de los 70-80 muchos hombres y mujeres, entre ellos mi papá Filomeno, trabajaban en la estación de ferrocarriles. En ese entonces uno caminaba Orgulloso en las calles de este pueblo que respiraba a progreso. Mi padre muy orgulloso y añorando el pasado me contó que en 1901, en plena era del vapor, llego una locomota a vapor y después se inauguró la línea de ferrocarriles entre el puerto de Guaqui y Viacha. En el año 1903 Guaqui se conecto con la ciudad de El Alto. Cada paso que daba en la plaza de Guaqui, estabán los vestigios de un pasado próspero por ejemplo, están ahí los pilares que sostenían el edificio de un casino militar, también un edificio que servia para comunicar a los viajeros con el resto el mundo pues en la década del 70, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) había construido ello; bueno tantos recuerdos…Era una ciudad de mundo, llegaba la gente de todas partes. Un ejemplo de ello es que en guaqui hay distintos tipos de apellidos porque gente inmigrante se quedo a vivir. Mis abuelos me contaron hace años atrás la génesis del nombre de esta hermosa población y recuerdo que me decían que La wacana que es un ave de pico y patas largas cuyo graznido del Wac WAc había bautizado con el nombre de Guaqui. Guaqui también respira a patria, desde ahí se protege el territorio nacional porque a unos kilómetros esta Perú. Me contaron también que entre 1535 y 1545, los españoles Francisco Pizarro y Diego de Almagro se disputaron el terreno, resultando triunfador el primero. Y también ahí nació Andrés de Santa Cruz en 1792, y por esas tierras caminó el ejército libertario del mariscal Sucre en su marcha triunfal a la ciudad de La Paz. Bueno, no todo es negativo, han pasado tantos años que hoy en día, ésta maravillosa población esta resucitando, por ejemplo la gente que se fue expulsada por las aguas del Titicaca hoy vuelven de a poco a pasar los últimos años de sus vidas, lo bueno es que con ellos vienen sus hijos, nietos, que son la esperanza de Guaqui. En las calles me encontré con el alcalde Daniel Delgado, me contó que se esta construyendo un museo gigante en los habientes de la otrora Estación Ferroviaria, donde se expondrá motivos de la cultura Tiahuancota y Aymara; además se termino de construir un Buque Multipropósito hecho netamente por la armada boliviana que será entregado al presidente Evo. .